Hay lugares increíbles en rincones fabulosos de este planeta que son el paraíso que uno siempre ha soñado hacerlo propio. He tenido la suerte de vivir en lugares formidables, pero lamentablemente en momentos en que ni cerebral ni emocionalmente estaba capacitado para darme cuenta en dónde estaba. Lo mío era el tiro al aire, el desperdicio, la glotonería, la insensatez. O sea, vivir a concho para gozarlo todo a mil por hora y sin tener idea del valor intrínseco (en alma, corazón y vida) del paisaje.
Hoy, que soy un hombre afortunado, puedo disfrutar a pata suelta mi nostalgia por esos parajes divinos donde me hubiera gustado establecer mis huesos, pero con los huesos de quienes hoy son lo más fundamental en mi vida.
... Podría haber sido aquí
...Pero, es aquí

