Existe un número tan indeterminado como gigantesco de teorías acerca de Mundos y Universos paralelos. Es decir, diferentes dimensiones que coexisten unas sobre otras, pero que jamás podrían encontrarse.
Capítulo I
Vómitos para Entender el Mundo Imaginario 
El
hombre, generalmente (o sea, de nivel raso a comandante en jefe) es un ser con
un cociente intelectual en
números deplorables.
La
mujer, es una cosa igual, pero con atributos que promueven la estupidez, la ansiedad y el desconcierto masculino.
Los
animales, son una manga de seres incompetentes e incapaces de construir cosas
útiles para revertir el caos creado por la humanidad que los está llevando a la
extinción.
Los
dinosaurios Rex fueron lo suficientemente ineptos como para no sobrevivir a
un aerolito (nunca se les ocurrió cómo
hacer refugios bajo tierra con esas manitas inútiles).
Las gallinas, definitivamente, no mean.
Las
madres, son seres tan emocionales como irracionales que tienen afición por
preñarse y luego engendrar mocosos que les transforman su universo y de paso se beben todo el líquido que estas
criaturas acumulan en sus tetas.
Una
buena parte de los niños, son una copia mínimamente mejorada del original par
de idiotas que tras revolcarse por algunos segundos terminan por traerlos al
mundo sin haber medido ni la más mínima consecuencia de sus actos.
Dios,
es un invento de porquería que sirve para que algunos vivan en la grandeza
recetando padrenuestros y avemarías -algo que también les alcanza para levantar
imperios, bancos y otras muchas fuentes de poder- al tiempo que a la mayoría de
los obnubilados pobres de todas partes, les sirve para vivir la ilusión de una
vida feliz después de morirse.
Los
curas, son una raza condenada a sufrir los delirios de una divinidad
inexistente y los acosos de su propia naturaleza ansiosa y eréctil (de uno de
los dos).
Las
mujeres ricas (sabrosas, exquisitas y deliciosas) son tontas en general debido a una alteración selfie del ego que
las consume.
Los
hombres, no sirven para dirigir los destinos de nadie porque el poder los
pervierte y se vuelven mercaderes, egomaníacos y desconectados de la realidad.
Los que logran romper la inercia de estos defectos y comienzan la construcción
del mundo feliz, pasan a mejor vida a manos de algún complot con sus aliados más leales a la cabeza.
La
política en América Latina y en casi todo el planeta,
es un mal imprescindible en sociedades humanas que fueron construidas para
hacer de ella la protagonista inevitable, menos para hacer realidad cualquier cosa que sirva a su entorno o para la tonta gente que cada cuatro años renueva sus más pelotudas esperanzas.
Afuera,
el sol casi no brilla. El humo de las chimeneas se adhiere al aire y lo
transforma en una niebla irrespirable. La naturaleza, se encarga de crear males
y bienes que no son otra cosa que el número resultante de una serie de
ecuaciones biológicas, químicas y cósmicas en ciclos imperfectos + las consecuencias propias de la estupidez humana.
La
perfección, existe solo en la imaginación de los más alucinados con cocientes
intelectuales tan soberbios como impresionantes.
El
sentido común humano, es otro de los principios fundamentales del caos.
Los
malos, cuentan con el inefable aporte de la idiotez de los que viven presos del miedo y que pasan por buenos e ingenuos.
Las
leyes del tránsito, fueron creadas por una persona desconectada de la realidad y que creía en la conciencia humana
detrás de un volante.
El Covid-19, es la respuesta correspondiente de la naturaleza frente a la metamorfosis ambiental por m3 forzada por el hombre desde que se le ocurrió iniciar la era industrial y hacer de la basura un mal inagotable.
El
sexo (sea cual sea: orgánico, mecánico o manual), es una ansiedad
imprescindible para mantener con combustible suficiente las energías esenciales
que sostienen la salud del organismo humano.
