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"Pateando Piedras"

 


    Su habilidad con el balón era una cosa impresionante. Francisco Canales, tenía apenas 12 años y ya deslumbraba a  todos aquellos que lo iban a ver jugar en las competencias del barrio que cada domingo reunía a una buena cantidad de aficionados. Entre ellos estaba don Edson Salabarrieta, una especie de empresario del futbol al que le habían dado el dato de un niño que, según decían, era aún mejor que Alexis Sánchez cuando éste era el mejor “Niño Maravilla” que el futbol había conocido.

    El hombre, estaba acostumbrado a escuchar las exaltaciones y desvaríos de las personas cuando hablaban de las habilidades de tal o cual nuevo Messi o emulo de Cristiano o  algún igualito a Ronaldinho.

    Por lo general, se trataba de chicos con ciertas destrezas y pericias con el balón, pero que solo eran muchachos habilidosos que sabían poco y nada de futbol y que a duras penas tenían un prosaico concepto acerca de qué se trataba el juego.

    Don Edson, entendía que el largo viaje de un niño con un cierto talento hasta transformarse en un proyecto real, era una apuesta que por lo general se quedaba trunca en alguna etapa. Más allá de las habilidades, pesaban otras cosas: la cabeza, la disciplina, la familia, los amigos, las mujeres, la fama, la prensa, el alcohol, las drogas... y un largo etcétera de otras influencias que lo echaban todo a perder en cualquier etapa del desarrollo.

     Por lo tanto, aquel domingo, don Edson fue a la cancha casi a regañadientes. En el momento en que le hablaron del nuevo Niño Maravilla, se quedó pensando en la vez que le tocó ir al Monumental en Argentina cuando Alexis debutó con la banda sangre y deslumbró a las gradas que coreaban ¡chileeeno!, como en los mejores tiempo de Marcelo Salas. 

    Ya instalado en la gradería atestada de gente, don Edson vio al sucedáneo del Niño Maravilla mientras caminaba por la cancha y pensó que aquel chico tenía toda la pinta de un típico mocoso bueno para la pelota y pichanguero. Abrió el expediente, miró la fotografía y luego observó al muchacho. Su postura, su manera de moverse, su estilo desgreñado, su forma de mirar con un par de ojos grandes y encendidos, amén de un cierto talante, un aire entre travieso y descarado, estaban perfectamente representados en el rostro de la foto. Y qué decir de su forma de jugar.

    Cada vez que se hacía de la pelota, se pasaba a la mitad del equipo contrario, y en el camino iba haciendo una exhibición de piruetas, trucos, fantasías y otras marrullerías propias de quien disfruta la ostentación de sus habilidades. Cuando le daba por querer hacer un gol, se adelantaba en la cancha y una vez que recibía la pelota cerca del área rival, no había forma de pararlo ni él tampoco la soltaba sino hasta cuando la hacía ingresar en el arco contrario con algún toque extra, ya fuera una delicadeza o algún lujo escénico.

    Su forma de ser y de exhibirse producía escozor y urticarias en las huestes contrarias, casi tanto como admiración en las propias.

 

    A don Edson le resultó más que evidente que aquel fanfarrón era un extraordinario “pelotero”, pero que requeriría de un gran esfuerzo para transformarlo en un verdadero jugador de fútbol, amén de un largo e incierto camino que recorrer para intentar hacer de él una estrella.

    Después del partido, Francisco apareció en la cafetería y se presentó con don Edson que lo esperaba en una de las mesas. 

Hola, señor, soy Francisco Canales

Siéntate, muchacho – dijo, saludándole con un apretón de manos sin mucho entusiasmo

    Francisco, era un chico de espíritu travieso y que siempre estaba atento a las señales de todo lo que se movía a su alrededor. No tenía muchas ganas de estar ahí.

Muchacho – le habló mirándole directamente a los ojos - ¿Sabes de qué se trata el futbol?... ¿Entiendes cuál es la idea del juego?

    Francisco, pensó que aquel sujeto era un tipo extraño que hacía preguntas bobas

Claro, poh

¿Cómo claro poh? - asomaron chispas en sus pupilas - ¿Qué significa eso?

Digo... sí poh... O sea, sí sé...

¡No me digas! ¿Y podrías explicármelo, así de manera sencilla?

    El chico creyó que aquel hombre le estaba tomando el pelo

Esteee... es como todos los juegos... Se trata de ganar o perder... Se trata de llevar la pelota y meterla en el arco del rival más veces que el rival en el arco de uno...

Yaaa... ¿Y qué más?

Hay que tener un arquero, defensas, mediocampistas y delanteros... Son once en total...

Yaaa... ¿Y qué más?

    Francisco, empezaba a creer que aquel fulano, en realidad, le estaba tomando el pelo

Esteee... hay que manejar la pelota para tenerla y saberla llevar... Hay que presionar al que la tiene cuando uno la pierde o se la quitan...

Yaaa... ¿Y qué más?

    Francisco, puso cara de fastidio

¡Na más poh! Eso es todo...

¡No me digas! - en una ráfaga lo invadió esa ardiente energía de la impaciencia que lo transportó a su sillón de la sala, la pantalla de 80 pulgadas, el partido de Vidal, Alexis y la cerveza de 500 cc bien fría

Bueno, creo que hasta aquí  no más llegamos con la entrevista, muchacho. Muchas gracias

Ya no más – Francisco, se paró de un golpe y le dio la mano a la rápida – Hasta luego...

Chao 

     Don Edson, se quedó en su silla y siguió con la mirada al muchacho mientras se alejaba corriendo y dando brincos. Unos metros más allá se reunió con otros chicos y se fueron riendo y jugando a darse de empujones y patadas en el trasero.

    Pensó que aquel pajarón no era más que otro de los tantos pavos buenos para la pelota que nunca llegan más allá de las juveniles porque se pierden en el camino del fútbol y en su futuro se puede vislumbrar que terminarán de obreros de cualquier cosa y deslumbrando a los del barrio cada domingo en la cancha de tierra de la pobla.

    También pensó que estaba cansado de hacer los mismos pronósticos porque raramente se equivocaba y eso le causaba desazón. Aunque, claro, faltaba lo que dijera su mujer.

    La búsqueda del gran prospecto era una cosa que cada día que pasaba se le hacía más cuesta arriba. Se daba cuenta que ya no sentía la misma pasión ni tenía la misma energía.

 

    Cuando llegó a su casa, se fue directamente hacia la gran pantalla de 80” que era la última maravilla uhd 4k. La sala brillaba y tenía ese olor a limpieza impecable con que su mujer adicta a la higiene mantenía cada rincón de la casa.

    Junto con pulsar el interruptor del control remoto, fue hasta el refrigerador, sacó la botella de cerveza y luego se dejó caer en el sillón.

    Doña Marcela, apareció como un fantasma para levantar la cerveza recién puesta sobre la mesita y ponerle su respectivo posavaso.

¿Y...cómo le fue con el muchacho?

Naaaaa... no pasó nada – exclamó de malas ganas

A ver... muéstreme la foto

    Le señaló con un gesto la carpeta sobre el recibidor. Doña Maice, clavó su aguda mirada en el rostro del chico.

¿Cómo no pasó nada? - exclamó la mujer sosteniendo la fotografía entre sus dedos - ¿Acaso usted dejó ir a este muchacho, mijo?

El chico está bien, pero no me da el cuero para enderezarlo... es otro pajarón bueno para los picados y las pichangas... No pasa nada...

Yo, fíjese, veo a un muchacho muy prometedor...


    Don Edson, sintió un escalofrío. Su mujer era casi peor que una bruja. Raramente se equivocaba con sus intuiciones.

¿Está segura, mija?... ¿Puede ver eso en ese pajarón?

Bueno, mijo, usté ya sabe que no le diría una cosa si no fuera porque hay algo que me lo dice...

¡Putamadre, Maice!... Estoy como sin ganas, fíjese...

Entonces, no haga nada, mijo... Déjelo pasar...

¡Me cago! Capaz que me arrepienta...

Entonces ¡Hágalo, mijo!...

Puta no sé... Es que no tengo ganas...

    Doña Marcela, lo miró con ojos de amor y otro tanto de decepción.

¿Sabe qué...?, Tómese su cerveza tranquilito, vea el partido y olvídese de este pajarón. Acuérdese que ya se ha arrepentido como veinte veces y no salió ningún Maradona de todo ese lote...

Tiene razón, mija.

    Apenas aparecieron en la pantalla los nombres de Alexis y Arturo entre los titulares, don Edson se olvidó completamente de sus aprensiones y del prospecto aquel.


    Doña Marcela, lo contempló por unos segundos desde el umbral de la cocina. Entonces, sacó la fotografía del bolsillo de su delantal y la observó detenidamente. Meneó su cabeza varias veces.

¡Ay, mijo!, de este pajarón sí que se va a arrepentir – exclamó en voz alta

 

    Francisco Canales, la gran estrella del Manchester United y goleador indiscutido de la Premier, soltó la carcajada

¿En realidad fue así como pasó, don Edson?

Sí, es verdad. Lo que pasa es que la Maice nunca me dijo que ella sabía que yo la había escuchado, porque justo en el momento que hizo el comentario, estaban dando comerciales... jajaja... mi vieja era muy ladina... jajaja

Bueno, entonces yo debo estarle agradecido a la doña, que en paz descanse

Mira Francisco, ya han pasado 10 años, 4 meses y 22 días desde que te fui a buscar a tu casa y casi exactamente el mismo tiempo desde que la Maice tuvo la mala idea de morirse, así de un golpe...

¿O sea, ella nunca supo que usted fue a buscarme?

    Don Edson, acomodó su espalda en el confortable asiento del palco vip del Old Trafford Stadium antes de contestar

¿La Maice?... Viva o muerta, estoy seguro que sabía... Jajaja



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