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De las Carencias del Capitalismo al Fracaso de la Izquierda

 

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    "...La justicia social se refiere a las nociones fundamentales de igualdad de oportunidades y de derechos humanos, más allá del concepto tradicional de justicia legal. Está basada en la equidad y es imprescindible para que los individuos puedan desarrollar su máximo potencial y para que se pueda instaurar una paz duradera". (¡Já!)

        El Capitalismo, se parece bastante a la propia Naturaleza en la que estamos insertos y de la que somos  - al igual que todos los seres vivos - voraces miembros que luchan por la sobrevivencia y la conquista del cetro que nos da derecho a montarnos a todas las hembras, a comer las mejores presas, a regodearnos con los privilegios de ser los alfa del lote, pero que a la vez, nos obliga a ser los cabrones de la manada porque de otra forma les daríamos alas a los HdP aspirantes al trono que están siempre listos para caernos encima y dejarnos con las manos vacías y la suela (llámese uña, pezuña, garra, cuerno, etc.) marcada en el trasero, mientras - en el mejor de los casos - nos orientamos por el camino que nos conduce al destierro.

    Difícilmente, al Capitalismo le darán ganas de aplicar Justicia Social porque ésta forma parte de los beneficios que cada quien debe conseguir “a huevo” si quiere sobrevivir en una sociedad que privilegia la chispeza y el sacarle lustre a las oportunidades por encima del trabajo asalariado o el calentamiento de un puesto seguro en el que a duras penas se respeta la antigüedad y que se recompensa con dividendos de “muerto de hambre” después de algo así como 45 años de hacer la pega y entregar un buen tanto por ciento a las AFP.

    Los gobiernos de izquierda (que metamorfosearon sus ideales y ahora aplican casi todos los vicios del capitalismo) han sido incapaces de equilibrar este asunto del libre mercado, así como también de apretar los correctos botones que encienden la autorregulación para que los humildes y sencillos que, apenas sobrepasan el sueldo mínimo, tengan respaldo a sus limitaciones y sean decentemente protegidos por la tonta maquinaria del Estado. Algo que es tremendamente difícil porque todos sabemos que los ciudadanos con calle son especialistas en hacerse pasar por “humildes y sencillos” con tal de agarrar nuevas tajadas y joderse al Estado, al vecino, al pariente o al que sea.

    Gracias a esta incapacidad generalizada del Estado y de los sucesivos gobiernos, desde que se inventaron los gobiernos, no se ha logrado solucionar casi ninguna de las lacras que asolan la convivencia ciudadana ni mucho menos se ha conseguido desarrollar una forma de Justicia Social que pueda ser aplicable a todos y por encima de las izquierdas y derechas que en su momento han estado a cargo del buque, más que nada para vender versos y meter las manos como si no hubiera un mañana.

   La ineptitud de los encargados en lo social, laboral y político, es la marea roja que lo contamina todo. Los pocos  candidatos que llegan a pecho descubierto y exudando vocación de servicio, al poco andar, y ya sumidos hasta la cintura (del cuello) entre pantanos, tejemanejes, intrigas y contubernios, terminan por reajustar sus ideales y aplicar la norma de los "buenos muchachos", esa que incluye todos los trucos de última generación y que hace del río revuelto, la corrupción, las influencias, la información privilegiada y otras fuentes de riqueza, la tormenta perfecta que hoy nos tiene pidiendo a gritos un sucedáneo de Bukele.

    La Justicia Social, es una utopía de la izquierda latinoamericana que se fue diluyendo en el caldo de sus propias falacias, desaciertos y descomposiciones. Maduro, lleva hoy el estandarte de los ineptos, de aquellos líderes corruptos e incapaces de gobernar, y a quienes se les puede entregar un país rico con recursos casi ilimitados, pero que tras un corto tiempo de dirigirlo, lo convierten en una empresa en la quiebra y una sociedad en el caos. Ninguno de sus discursos, simples salivazos cargados de basura mediática, ya cuela para difrazar el fracaso del modelo Chavista.





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