“La vida útil de un camino pavimentado en
Chile es de 5 a 10 años” (¡Jajajá!)
La Dirección de Vialidad del Ministerio de
Obras Públicas (MOP) nos entrega un manual técnico llamado "Guía de Diseño
Estructural de Pavimentos para Caminos de Bajo Volumen de Tránsito" (2002)
Los autores son una cofradía de expertos
ingenieros que, obviamente, no tienen la culpa de que el Mop no aplique casi
nada de lo que dice este manual ni tampoco lleve a la práctica sus indicaciones cuando se trata de
la pavimentación de caminos para "pueblos de segunda catego" (con o
sin vista al mar).
Para la urbe cosmopolita donde está la creme de la creme, ronca el
billete y hay pesos pesados que defienden sus derechos y además tienen amiguis en los
ministerios y/o municipios (al tiempo que sus alcaldes o alcaldesas poseen regias aspiraciones políticas, un ego cachetón y se creen la raja) los
que reparan las calles y caminos le ponen empeño que da gusto y se
mandan unos pavimentazos que duran hasta el cansancio y en los que se ven
circular cuadrillas de obreros técnicamente bien adaptados, muy uniformaditos
ellos, con sus regias camionetas con balizas y letreros que indican claramente
que esto no es webeo y que todo está organizado hasta en los mínimos detalles.
El estudio éste para caminos con poca
circulación, trae adjunto algunos considerandos que ponen en evidencia que
somos la meca del tercer mundo:
"...Una problemática importante de un
gran número de caminos de bajo volumen de tránsito se relaciona con la
relativa baja calidad funcional y estructural de sus pavimentos o superficies
de rodado, otorgando bajos niveles de serviciabilidad y baja durabilidad. La
problemática se relaciona en gran medida con la limitación de recursos de
inversión para mejorar los estándares de este tipo de caminos así como la
restricción de recursos para la conservación de estos mismos. Todo esto se
traduce en que muchos caminos de bajo volumen de tránsito, cumplan sus
funciones con importantes limitaciones funcionales (movilidad, accesibilidad y
seguridad) y altos costos operacionales".
Las carreteras que sirven de acceso a
Algarrobo (Camino del Medio, El Bochinche, Camino Las Dichas, etc.) representan
cabalmente lo descrito en este párrafo del manual. Y obviamente, el despelote
empieza desde el momento en que la empresa
técnica que se adjudica el contrato (vía Mop, Municipalidad o quien sea)
parte por poner unos letreros flaites donde apenas se entiende que dice "Faenas en el Camino"
o quizás "Hombres Trabajando",
y resulta que no hay ni faena ni tampoco ningún gallo a la vista haciendo algo.
Días después, aparecen unas extensas y
peligrosas excavaciones cuadradas en el suelo que no tienen ninguna
señalización. Esos hoyos pueden estar ahí por muchos días y hasta semanas, sin explicación ni advertencia alguna. Ni al inepto mayor del Municipio ni a nadie de las otras
muchas autoridades (in)competentes les importa un soberano pichulín lo que
pueda ocurrirles a los conductores que circulan por estos caminos mientras
sortean los baches y los otros agujeros que hacen estos expertos de porquería.
Y qué podemos decir de las cuadrillas de
"técnicos" que finalmente asoman sus nacionales anatomías
desparramadas al borde de los caminos: una mezcolanza de especímenes con y sin
casco, con y sin chaleco reflectante, y mientras unos mastican un sánguche
(presumiblemente de potito) sentados a la berma del camino, otros conversan
(presumiblemente de nalgas, tetas y fútbol) afirmados en las herramientas. El
guatón que dirige el tránsito y da vuelta el letrerito "Siga-Pare",
pone cara de "¡Dame las gracias siquiera poh!" cuando pasa uno a su
lado.
Al final, “la obra” no es más que una majamama
de parches feos y mal hechos.
El 'encomiable esfuerzo' de nuestros maestros chasquilla dirigidos por otros ineptos de marca superior se junta con la receta para la pavimentación de caminos que, para estos casos de pueblos sin importancia, se prepara con la tercera parte del cemento necesario, la mitad de los otros materiales imprescindibles y todo se revuelve con el triple del agua recomendada en el manual elaborado con tanto cariño por los ingenieros afincados en la burocracia. Unos, por amor al servicio público en el íntimo anhelo de llegar a ministro, y otros, porque no les da el cuero ni la sesera para hacerse un espacio fértil en lo privado.
Para los parches de asfalto, la lógica de la
fórmula es la misma. Mientras permita reparticiones y recortes generosos
¡Venga!
Los números y papeles que se cuelan en
Contraloría son la apología a lo ideológicamente falso.
El resultado es el que tenemos siempre, el que
se repite una y otra vez: a los 4 meses (como máximo) los parches del pavimento
se fueron al carajo y los hoyos regresan en todo su esplendor. Luego, y tal
como siempre, nos pasaremos un largo tiempo con los
malditos hoyos haciéndose cada vez más grandes, al tiempo que la vocación de
servicio de las entidades públicas a cargo de velar por la seguridad y la salud
vial dedicarán sus más encarnizados esfuerzos en la elaboración de letreros
que indiquen “Camino en Mal Estado” como la fórmula perfecta para no tener que
repararlos en años.
Mientras tanto, desde la secretaría del
Municipio se anuncia con bombos y platillos que están abiertas las
postulaciones para un curso de tejido crochet para la Tercera Edad.
