Vamos a suponer que usted “pierde la cabeza” constantemente o que tiene “mala cabeza” para recordar cosas importantes, o que hasta su madre le acusa de ser un “cabeza hueca” porque al interior de su mente bullen ideas estrafalarias o no es capaz de concentrarse en nada y cuando va al supermercado por un kilo de tomates llega de vuelta a su casa con un litro de leche sin lactosa.
Cualquiera sea la razón para que la gente desconfíe de su cabeza y, por ende, de las voladas y tonteras que salen de ella, el camino de reconciliación con la gente, su familia y sus amistades, será siempre una travesía larga y tortuosa porque ya sabemos que una vez instalada la idea de que usted es un “cabeza de chorlito”, no le será fácil deshacerse de ese cartel, y el sarcasmo y las burlas de propios y extraños se encargará de hacerlo más difícil.
¡No, ni se te ocurra confiar en ese tonto. No tiene cabeza!
Esa y otras frases peores serán las que adornen sus espaldas en su pasar frente a otras personas que repiten lo que otros dicen de usted. ¡Una maldita tortura!
Sin embargo, y si tiene la suficiente capacidad económica, unos huevos de toro de lidia y, efectivamente, posee una cabeza más desechable que otra cosa, existe hoy en día una solución que es muchísimo mejor de la que usaba Jon Snow para cortar las cabezas de los rebeldes que no le hacían caso cuando era el Lord Commander de los Night's Watch.
En este caso concreto, y en vez de una decapitación a tajo limpio, la solución perfecta está en hacerse un revolucionario trasplante de cabeza.
Se trata de una nueva y complejísima técnica médica que ha salido (¡era que no!) de la cabeza del neurocirujano italiano Sergio Canavero, quien asegura poseer los conocimientos fisiológicos y técnicos precisos para tamaña operación, pero que el resto de los especialistas del mundo los desmienten y se los impugnan. ¡Nadie de los neurocirujanos del planeta cree que este médico espagueti podría tener éxito en una operación de esta naturaleza. ¡Es imposible! (vociferan estos expertos) que pueda volver a unir las millones de terminaciones nerviosas que hay en la médula espinal.
Canavero, los refuta explicando que posee un pegamento plástico fenomenal (que supera largamente las bondades de La Gotita), que se llama Polietilenglicol, y cuya fórmula química es:
HOCH2CH2OH + n(CH2CH2O) → HO(CH2CH2O)n+1H
(Puede que falte o sobre alguna H en esta ecuación, pero me declaro incompetente para resolver tal dilema). Lo importante de este asunto es que el Dr. Canavero está segurísimo que con este material pegamentoso podrá solventar el problema de la unión de la médula espinal, que es el meollo fundamental del trasplante de cabezas. Claro que los científicos de la competencia se carcajean de lo lindo con las explicaciones técnicas de Canavero, aunque también los expertos en política internacional se reían a los gritos de las pretensiones de Donald Trump cuando anunció su candidatura a la Casa Blanca. Y ya ve lo que pasó.
La cosa es que si este doctor italiano es capaz de hacer lo que pregona con tanto entusiasmo, la vida en el planeta Tierra habrá de cambiar completamente para todos aquellos que tengan muchísimo dinero y 10 millones de dólares para gastar en un cuerpo nuevo. Las posibilidades son fantásticas: se podría tener una cabeza con 80 años de conocimientos y experiencias en un cuerpo de 30, sólido, fuerte y musculoso y con algunas herramientas físicas capaces de un enfrentamiento multiorgásmico que ya se la hubiese querido mi tío Casimiro, que, después de los 60, cayó en lo blandengue y la pasión por los bingos en vez de las faldas. Para sus primeros intentos, el Dr. Canevaro cuenta con un paciente voluntario ruso de apellido Spiridónov, quien sufre de una atrofia espinal intratable.
Evidentemente, es altamente recomendable no apresurar los cortes a la altura de la corbata porque nuestro entusiasta doctor aún no tiene experiencias directas con el descabezamiento de seres humanos, y cuentan las malas lenguas que, aunque no le tiembla el pulso en los cortes del lomo vetado y desmiembra limpiamente pollos y chanchos de engorda, no es lo mismo que andar cortando cabezas de homo sapiens (sobretodo si es la nuestra).
Todo indica que es mejor esperar que Canavero practique con el ruso antes de ponernos en sus manos y proyectarnos a una vida llena de goces y delicias con un cuerpo macanudo en el Caribe y varias chicas espeluznantes, de esas que hacen del kamasutra un manual para niños de pecho y que no trabajan en el Cirque du Soleil sólo porque prefieren las risas y el despelote a las contorsiones y los equilibrios (amén del placer de intercambiar discursos y cabalgatas por fajos de billetes verdes de a $ 100).
Ahora que, si usted aún tiene juventud y sus intereses son netamente altruistas y artísticos, puede hacer todo el tratamiento a la inversa: se queda con su cuerpo tal cual y se instala la cabeza de un tipo buenmozo, lleno de talentos, un artista fabuloso, un intelectual de primera línea. Claro que, adicionalmente, habría que considerar una tecnología que haga un download de todo lo que contiene su ex-cerebro, para luego instalarlo en la nueva mollera. Al principio, habrá cortocircuitos, y la contaminación de ideas idiotas de la masa encefálica original se irá poco a poco diluyendo dentro de una mente brillante que sabrá distinguir que pedorrearse en los ascensores atestados es algo que no debe de hacerse. Será raro mirarse al espejo y no reconocerse. Una cosa muy extraña. Pero, ya sabemos que el hombre es un animal de costumbres, y a la vuelta de la esquina usted ya estará habituado a su nueva cabeza y a las bondades que ésta le proporciona.
Así que, ya lo sabe, espere a ver qué pasa con el voluntario ruso y, mientras tanto, vaya juntando los morlacos necesarios para renovarse del cuello para arriba o para abajo. Le sugiero un concienzudo análisis de sus partes blandas y de la sesera. Métase en internet y someta a su mente a varias de las pruebas de inteligencia e ingenio que abundan en la red. Si del 1 al 10 no obtiene más que puros 2 o 3, ya puede ir pensando en que su necesidad fundamental está en cambiar de cabeza. Pero, si se saca puros 10, y a la vez se queda dormido cuando está desnudo y montado sobre una chica que, a la vista de sus presas y redondeces, se nos pone erecta y rígida hasta la lengua, entonces no cabe la menor duda que necesita con urgencia una renovación completa, desde el cuello y hasta la punta de los pies. ¡Y no me discuta!

