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"El Orador"

 




     Alfredo, dejó el café recién servido sobre el platillo, lo miró con disgusto y luego alzó la vista para buscar al mesero. Levantó la mano para llamar su atención. El muchacho, presuroso, llegó a su lado.

    ¿Desea algo más señor?

    Este café está tibio. Tráeme uno que esté caliente, pero no quiero que sea este mismo sino otro recién hecho ¿Me entiendes?

    Como no, señor, inmediatamente…

Ante la solícita actitud del mesero, Alfredo quiso explicarse

    Es que no me gusta el café recalentado en el microondas

    No hay ningún problema, señor

    No hay nada peor que un café tibio ¿Verdad? – el hombre sentado a dos mesas de distancia lo miraba esbozando una sonrisa

    Esteee, sí, es verdad – respondió un tanto sorprendido. Le pareció extraño no haber notado la presencia de aquel hombre. 

    En mi tierra no tomamos café, pero acá he aprendido a disfrutarlo. Y al igual que usted, a mí me gusta bien caliente

No sentía muchas ganas de entablar una conversación con un extraño, pero había algo en él que le llamó poderosamente la atención. No supo qué era, pero el tipo parecía ser alguien singular. La curiosidad pudo más.

    ¿Y qué toman en su tierra? Perdone mi curiosidad

    Bueno, tomamos infusiones con distintas hierbas, hojas, raíces y… otras especies

    ¿Otras especies? ¿A qué se refiere con eso? Y perdone nuevamente mi curiosidad

El hombre, antes de responder, giró la silla para instalarse más cómodamente hacia él.

Era un tipo delgado de piel muy blanca. Traía puesta una gorra sin visera que le daba un aspecto de ser o un intelectual o quizás un artista. Su rostro era de facciones alargadas, nariz recta, una boca de labios muy finos y un par de ojos intensos de color azul oscuro. Parecía ser bastante alto, pero le extrañó que el ancho de sus hombros no le resultara proporcional a la aparente envergadura de su físico.

    Debe ser porque está sentado – reflexionó

El hombre sonrió enigmáticamente.

Alfredo, tuvo una rara sensación, como si aquel sujeto hubiese interpretado sus pensamientos

    Hay una gran variedad de seres, entre los llamados insectos y de clases similares, que tienen muchas propiedades buenas para nuestros organismos – dijo con una sonrisa - sus deposiciones, una vez fermentadas, son ricas en elementos esenciales…

    ¿Deposiciones?... ¿De qué habla este tipo? – Alfredo, dudó de seguirle el hilo a la conversación. Imaginó fecas de algún bicho en su café y le pareció asqueroso

    No crea usted que es algo ni remotamente asqueroso. Son seres vivos que tienen organismos mágicos  y que al igual que las abejas, por ejemplo, transforman lo que obtienen en unos productos sabrosos y maravillosamente buenos para la salud nuestra…

Alfredo, se quedó sorprendido. De pronto le surgió la idea de que aquel desconocido le estaba leyendo la mente o algo parecido.

    Sí… claro – pudo decir apenas

    Todavía hay mucho, muchísimo por descubrir en la naturaleza de aquí, de allá y de una… inmensidad sin límites…

Alfredo, lo miró con la detención del que busca algo, alguna señal que tuviera que ver con las sensaciones que le producía el personaje. No sabía bien cómo definirlas. Sólo intuía que detrás de sus palabras había algo misterioso.

    ¿Usted se refiere a lugares inexplorados… como algunas partes del Amazonas, por ejemplo?

El hombre, abrió los brazos en toda su extensión

    Me refiero a todo este vasto espacio que se extiende hasta donde casi no hay imaginación capaz de llegar… Piense usted que el ser humano no sabe aún qué tipo de criaturas existen en el fondo profundo del mar…Y eso está ahí no más… Ahora, imagine usted todas las formas de vida que pueden existir en un universo indimensionable…

Alfredo, siempre había tenido una enorme curiosidad por lo esotérico, lo místico,  como también por todo lo relativo al Cosmos y la vida extraterrestre. Le gustaba leer y en casa tenía una respetable biblioteca en donde había mucha lectura disponible sobre estos temas.

    Presiento que usted es un hombre al que le gusta mucho leer – dijo el hombre

Nuevamente, experimentó una extraña sensación en la boca del estómago

    Y se lo digo porque si me habla del Amazonas inexplorado quiere decir que usted se ha preocupado de leer sobre esa materia... ¿No es verdad?

Por alguna razón, la aseveración de aquel sujeto no le pareció muy congruente. Seguía teniendo la sensación de que ese hombre intentaba leer su mente

    Sí, claro – exclamó – me gusta mucho leer… tengo bastante lectura disponible sobre ese tema

    ¿Y qué me dice de la vida en otros lugares del Cosmos? ¿Piensa usted que hay vida más allá de la Tierra?

     Bueno, se hace difícil creer que solo hubiera vida en la Tierra. El Universo es demasiado grande como para que seamos los únicos

    Es que la hay... abundantemente – exclamó el hombre con una sonrisa

De inmediato, pensó que el tipo era otro de esos charlatanes que aseguran saber de cosas que desconocen absolutamente. No tenía ganas de ser paciente, así que se fue directamente al grano

    No me diga... ¿Conoce a muchas especies de vida de otros lugares del universo, señor?

El hombre, se puso de pie y se le acercó con su mano extendida.

    Odazus Velvek, para servirle, señor

Alfredo, reaccionó casi a la defensiva, pero igualmente se puso de pie para recibir el saludo de aquel desconocido.

Ya el nombre le pareció un invento de caricatura. Después, tuvo extrañas sensaciones con la mano del hombre que era dura, seca y huesuda, aunque extrañamente, el apretón le resultó cordial  y afectivo. Era un tipo muy delgado que debía medir más de un 1.85 m

    Alfredo García...- dijo sin ningún entusiasmo

Se quedaron mirando con curiosidad.

    No quise ser descortés - se disculpó Alfredo - pero es que ya he tenido esta charla con otras personas que no sé si son muy entusiastas pero que sí tienden a dar por ciertas y reales cosas que nadie sabe...

    ¿Cómo aquello de la vida en otras latitudes del Cosmos dice usted?

    Bueno... por ejemplo

    ¿Me permite que me siente en su mesa?

Pensó en hacerse el gracioso con aquello de “mejor siéntese en la silla”, pero algo en aquel hombre le hizo presentir que un gesto festivo no venía al caso

    Por favor - le indicó la silla con su mano abierta

El hombre regresó a su mesa y trajo consigo una especie de portafolios y una taza aún humeante

    Entiendo lo que dice - exclamó mientras tomaba asiento - pero no es necesario viajar al espacio para encontrar muchas de las especies que habitan otros mundos de este Universo

    ¿Ah no? – exclamó Alfredo acomodando su espalda en la silla son sus brazos en jarra

    Bueno - exclamó con una sonrisa franca - entiendo que usted pueda ser un poco... ¿escéptico?

    Si le soy franco, mi escepticismo tiene que ver con las personas que aseguran asuntos que, aún la ciencia más avanzada, desconoce... ¿Me entiende?

    En ese caso me atreveré a hacerle notar que en la Tierra existen condiciones especialmente óptimas para la vida que necesita prosperar en ambientes de agua y oxígeno, por decirlo de manera simple. Pero, igualmente, existen ambientes que son absolutamente extremos y en los que también prospera vida en múltiples formas. Es decir, en la Tierra se dan condiciones ambientales límites tanto en el suelo, el sub suelo, en el agua e incluso en lugares apenas accesibles en los que existen formas de vida aún desconocidas para la ciencia. Por lo tanto, y en consideración a los ambientes que les cobijan, no me cabe duda que en el Universo hay formas de vida inteligentes que se deben parecer a muchas de las que existen en la Tierra...

Alfredo, no supo qué decir y prefirió mantenerse en silencio

El hombre bebió un sorbo de su brebaje antes de continuar.

    Y respecto a lo que usted llama la ciencia más avanzada, en verdad es una capacidad tecnológica muy disminuida... Es un conocimiento que aún está en pañales... Y esto lo digo en relación a los temas cósmicos... a los viajes espaciales... a la capacidad humano científica de romper las barreras de la velocidad de la luz, por ejemplo, más otras limitaciones de desplazamiento y comunicación que hacen de la Tierra un planeta aislado de otros mundos civilizados... por llamarlos de alguna manera...

Alfredo, se sentía entre intrigado y desconcertado con los comentarios de aquel hombre. No sabía si estaba en presencia de un personaje muy imaginativo o de alguien que gustaba de explayarse con especial entusiasmo.

    Sí, es cierto. En ese sentido usted tiene razón. Justamente por eso, es muy impropio hablar de la vida en otras galaxias o en otros planetas como si supiéramos lo que decimos... ¿No cree?

El hombre, soltó una carcajada

    Es usted una persona muy directa, señor García

    Espero que no lo tome a mal, pero no estoy interesado en hablar de supuestos o presunciones como si fueran realidades tangibles

    Bueno, entonces, ahí usted se va a topar con un problema... con una disyuntiva en donde la realidad y la fantasía se entrecruzan... y hasta se transforman en una misma cosa...

    Me parece que usted está divagando

    ¿Lo cree? ¿Y qué me dice de la física cuántica?

Alfredo, tenía en su rostro una expresión de sorpresa y pregunta a la vez 

    ¿Física cuántica?...Me parece un asunto muy complejo...

    ¿Ve usted? Lo que no se entiende resulta muy complejo... se deja de lado y ¡ya está!... - exclamó con una sonrisa - ¿No cree que este es un buen momento para que la gente sensible y analítica profundice en estos asuntos y no viva adormecida en su zona de confort?

Alfredo, se puso tenso. Por alguna razón, le pareció que las palabras de aquel sujeto traían consigo una exigencia, como si en verdad aquel hombre lo estuviera retando a hacerse cargo de la comprensión de...

    No, no le estoy pidiendo que asuma responsabilidades. Solo estoy diciendo que este mundo está lleno de personas que tienen grandes capacidades y que sin embargo no se hacen cargo de las preguntas importantes que siempre están en sus cabezas y que son tan persistentes que también les afectan los otros sentidos...

    Señor... ¿Intenta usted leer la mente o solo juega a las adivinanzas?

    Por favor, señor García, la intuición es una herramienta que sirve muy bien para entender el mundo que nos rodea y también para comunicarnos... ¿No cree?

    La presunción también puede hacerse pasar por intuición, señor – replicó Alfredo con una sonrisa irónica

    Bueno, le doy razón en que puede ocurrir. Sin embargo, el lenguaje corporal de las personas y sus órganos de comunicación hacen de la intuición, a través de la observación, un portal que nos permite ver mucho de la naturaleza que les sustenta...

    Vaya... esa sí que es... y perdone que se lo diga... una presunción bastante arrogante... a menos que usted me diga que es un psíquico o brujo o algo por el estilo...

    ¡Jajaja!... No, señor García, no es necesario ser un chamán para conocer la magia del mundo, ni tampoco para comprender el ánimo de la gente... Mientras que para llegar a ser adulto se necesita recorrer un largo camino de aprendizaje, para leer el lenguaje corporal se requiere solo de la observación...

    Bueno, es una manera muy simplista de ponerlo

    Lo que ocurre es que es así, es algo muy simple y que se aprende con el mismo esfuerzo que usted le dedicó a comprender y memorizar la tabla del 5, por ejemplo

    ¿Perdón?

    Sí, ya sé que suena a una tontera, pero déjeme decirle que, en muchas culturas que hay en este mundo, el aprendizaje de algunas técnicas de introspección o las propias del chamanismo, son aún más importantes que las matemáticas o cualquier otra asignatura de esas que sirven para ciudadanizar a las personas...

    ¿Ciudadanizar a las personas?

    El Estado, los gobiernos y el orden constitucional, por ejemplo, requieren de ciudadanos obedientes de la ley que sean capaces de consumir bienes, de pagar  impuestos, de seguir instrucciones... Así, ciertos estamentos cumplen con el objetivo de crear las reglas convenientes y de que estas se apliquen al igual que los impuestos...

Por la mente de Alfredo cruzó la idea que a lo mejor ese tipo era un anarquista...

    ¿Anarquista?... -  inmediatamente sintió que su concepto estaba fuera de contexto

    No me juzgue mal – exclamó el hombre – espero que no piense que soy un agitador de ideas, Jajaja...

Alfredo, empezaba a convencerse  que ese tipo sí era capaz de leer su mente. Quiso entonces dar por terminada la charla, pero justo en ese momento, el hombre metió su mano en el portafolios y sacó una tarjeta de presentación

    Antes que se vaya le dejo mi tarjeta. A lo mejor le puedo ser de utilidad en alguna ocasión

En la tarjeta se podía leer 

    Odazus Velvek                                                                                                                                              Viajero Cósmico

    ¿Viajero cósmico? ¿Qué significa eso?

    Nada en realidad - exclamó el hombre con toda naturalidad – Significa lo que somos todos...viajeros en medio del Cosmos...

Alfredo, soltó una risa

    Sí, pero escrito en una tarjeta de presentación parece algo un poco presuntuoso... y perdone que se lo diga así tan directamente...

Odazus, le sonrió con simpatía

    Sí, tiene usted toda la razón. Aunque esa visión tan particular de la gente es algo que ocurre solo acá. En otros lados y en otras lenguas los habitantes lo ven de forma distinta...

    Bueno, si me está llamando subdesarrollado... tendré que aceptarlo. Aunque, no sé cómo tomaría un europeo toparse con una tarjeta que diga algo como esto...

    Por favor, Alfredo, estoy lejos de creer que usted sea alguien como eso que señala. Respecto de lo que dice de un europeo, es lo mismo. Pensará igual que usted. Creerá que soy un tipo pretencioso... Jajaja

Alfredo, estaba desconcertado. Le parecía que ese halo enigmático del hombre era una pose. Cuando le iba a preguntar en cuáles países las personas lo ven de forma diferente, el hombre le extendió su mano

Tendré que despedirme Alfredo. Ha sido un gusto, y espero que tengamos ocasión de toparnos nuevamente. ¿Tiene alguna tarjeta suya que darme?

    Alfredo García Holstein                                                                                                                               Médico Oftalmólogo 

    ¡Vaya, no lo habría imaginado!

    Es menos llamativo que viajero cósmico - exclamó Alfredo con una sonrisa

    Jajaja... En eso tiene razón

 Al observar la tarjeta de aquel hombre con más detalle y también mirarla por el reverso, se dio cuenta que no traía número telefónico ni tampoco correo electrónico, y justo cuando la iba a poner en el bolsillo de su chaqueta, sintió un extraño cosquilleo entre sus dedos.

Imaginó que era una de esas tarjetas hechas con materiales plásticos que parecen papel, pero que, con el roce, producen estática. Entonces, no le dio ninguna importancia y la introdujo en el bolsillo.


     Cuando cruzó el umbral de la puerta de calle, sintió en sus fosas nasales que el aire estaba limpio y fresco. Se sorprendió de ese hecho porque justamente llevaba días refunfuñando por la mala calidad del aire. Aspiró profundamente varias veces para comprobar sus sensaciones y se quedó aún más asombrado al verificar que era cierto. El aire que llegaba hasta sus pulmones era como una especie de energía pura y vigorizante.

No sabía qué pensar de todo ello. Entonces especuló con cosas como vientos solares o la capa de Ozono o quizás algo en la estratosfera como los culpables de esos cambios en el aire.

Lo otro sorprendente, fue descubrir que podía mirar directamente al sol sin la  necesidad de fruncir el ceño. Eso le convenció que algo estaba ocurriendo en algún lugar del espacio...

    ¿O todo ocurría adentro de él mismo?

La pregunta que se hizo fue como una revelación. Por un instante, creyó que estaba alucinando. Se le vinieron a la mente algunos  recuerdos de aquellas cosas extraordinarias que había experimentado a lo largo de su vida; de todas las veces que se salvó de matarse gracias a sus  presentimientos y premoniciones.

Se detuvo en la esquina frente al paso de cebra de la avenida y pulsó el botón del semáforo peatonal. Sacó el celular del bolsillo de su chaqueta

    Hermosa - dijo al teléfono con voz potente -  quería decirte que te quiero mucho y que así será por siempre, mi amor

Monserrat, no supo bien que pensar de aquellas palabras. Más allá de la emoción que le produjo el tono tan profundo y sincero que pudo percibir en la voz de su marido, le pareció que aquella declaración suya estaba como fuera de lugar

    ¿Qué pasa, mi amor? ¿Estás bien?

    Jajaja... perfectamente... - su voz ahora sonaba chispeante - Estoy bien y feliz...

    ¿No estás en tu consulta, verdad? Oigo el ruido de la calle...

    Tú no te preocupes, mi amor. Todo está muy bien. Te veo luego... un beso

 

    Cruzó la avenida y caminó hasta el pequeño parque donde había bastante gente repartida por el pasto, leyendo bajo la sombra de los árboles o tomando el sol.

Alfredo se trepó en una banqueta y alzó sus brazos

    Amigos, hoy el mundo ha cambiado – exclamó en voz alta – Esta naturaleza no es la única que hay y los viajeros que vienen a ayudarnos tampoco son de esta naturaleza propia que nos rodea y nos alimenta...

Unos cuantos lo observaron con curiosidad. El guardia municipal a cargo de la vigilancia en el correcto uso de las instalaciones del parque, lo miró desde la distancia y puso su mano sobre el bastón que colgaba de su cintura.

    … Solo el cambio de conciencia nos podrá en el camino de la comprensión. Todos aquellos que están atentos a los mensajes que les llegan desde su interior y que pueden intuirlos, deberán conectarse con sus sueños vivos porque a través de ellos llegarán las respuestas que les hará encontrar los equilibrios para la sanidad del cuerpo, de la mente y del espíritu... ¡Crean, sientan, intuyan... y actúen en consecuencia!... Experimenten profundamente los mensajes que les llegan en forma de pálpitos, sensaciones o presentimientos y déjense llevar por ellos porque ahí encontrarán las respuestas que conducen a la comprensión y a la clarividencia que nos permite vislumbrar los propósitos de la vida, la nuestra, la propia, aquella que es única y que nos pertenece...

Varias personas dejaron sus actividades para ponerle atención a sus palabras. El guardia se acercó lo suficiente como para tenerlo al alcance, al tiempo que ya tenía el soporte del bastón puesto alrededor de su muñeca.

    Nuestro ser, puesto en el camino del sentir profundo, mucho más que en el de pensar y maquinar, expande sus capacidades para desvelar todo lo fundamental que nos hace falta o todo aquello que debemos evitar... Debemos dejar de estar ciegos y sordos a los llamados de nuestra intuición... Debemos oír nuestro mundo interior porque su mensaje nos encadena con el espíritu y nos libera de las falsas premisas y mentirosas promesas del ego, ese perverso tirano que nos gobierna cada día...

Aún a pesar de lo interesante que le parecieron sus palabras, el guardia llegó a su lado y optó por el cumplimiento de las normas

    Señor, se va a tener que bajar de la banqueta. No está permitido subirse en ellas

Alfredo, le sonrió

    No hay problema, Fernando... 

Cuando el guardia le iba a preguntar cómo sabía su nombre, varias de las personas recostadas sobre el pasto levantaron la voz para reclamarle

    Déjelo que hable... no le hace mal a nadie – exclamó uno

    Sí... déjelo que hable – dijo otro

El guardia, se sintió sin energías para discutir sobre las normas y prefirió levantar sus brazos en un gesto de condescendencia

    Está bien – dijo – pero cubra con algo la banca si es que va a poner sus pies sobre ella...

Alfredo, extendió cuidadosamente su pañuelo sobre la banqueta.

    Gracias amigos… la realidad es solo compleja para quienes no han comprendido que el razonamiento, desde el caos del ego, es el camino de la confusión, de la desorientación. No solo piensen lo que harán ¡Intuyan! No solo calculen lo que harán ¡Escúchense!... No vean el mundo desde la perspectiva única del esclavo de sí mismo. Vean al mundo desde la perspectiva del guerrero... de la persona, hombre o mujer que sale buscar su vida y a enfrentarse a su destino porque no tiene otro horizonte que hacerse cargo de los mensajes de su voz interior, de todo aquello que es propio de su naturaleza personal... ¡Esfuércense por interpretar aquello que arde en su interior! El bien común, es el camino creador... porque es la única fuerza esencial que nos conduce a la vida, al amor y a la cohesión de la sobrevivencia como especie. El mal es el Ego, la raíz del error que rompe la armonía, pero que está siempre presente porque es imprescindible para que la consistencia de la vida no se diluya en la inercia del vacío y la placidez...

Muchas más personas centraron su atención en sus palabras y una parte de ellas experimentaron emociones que los llenaron de sentimientos encontrados e incluso sensaciones edificantes y luminosas.

Otros, fruncieron el ceño y prefirieron dar la espalda y hacer oídos sordos a lo que consideraron las palabras de un charlatán vendedor de oratoria barata y sin sentido.

Alfredo, con sus ojos brillando intensamente, creía que una fuerza inspiradora lo inundaba por completo. Solo el loco palpitar en sus sienes le hacía tener miedo de no encontrar las mejores palabras del mundo para lograr que aquellos que habían sido tocados por su discurso no perdieran el hechizo.

Pero, algo ocurría en alguna parte de sí porque, justo en ese instante, podía sentir que aquello que le había incendiado con una energía multicolor y que le hacía imaginar la realidad de todo... lentamente, como el agua que se escurre entre los dedos, iba escapándose de su cerebro para dejarlo sumido en un caos de ideas infecundas, un torbellino de palabras que no podían conectarse entre sí.

Miró a su alrededor y observó los rostros encendidos de aquellos que había capturado con su discurso. Sintió la desesperación de no tener nada más que decir.

Entonces, cerró sus ojos para buscar inspiración poniendo el foco en algo que vislumbraba pero que no sabía qué era, y se adentró en ello como si una fuerza poderosa lo hubiera empujado a dar un salto al vacío. 


    ¿Más café?

La voz y la expresión de cortesía en el rostro del mesero lo desconcertaron absolutamente

    ¿Cómo dices? – atinó a decir mientras intentaba despejar su mente al tiempo que enderezaba su espalda contra el respaldo de la silla como tratando de encontrar una mejor perspectiva para entender lo que ocurría a su alrededor

    Le preguntaba si quería más café, señor

Miró su taza vacía sobre la mesa y luego la silla vacía enfrente de él

    ¿Y el hombre que estaba conmigo?

    Se acaba de retirar, señor

    ¿Se acaba de retirar? ¿Hace cuánto?

    No sé, señor. Creo que fue hace un par de minutos

    ¿Pero… cómo?

El mesero no supo cómo interpretar la expresión de confusión en el rostro de aquel hombre

    Bueno, de casualidad me fijé que él le entregó una tarjeta antes de retirarse… y usted le dio la suya

Se metió la mano en el bolsillo de la chaqueta y sintió un cosquilleo en sus dedos cuando sacó la tarjeta para mirarla.

     Odazus Velvek                                                                                                                                              Viajero Cósmico

En ese instante, y mientras intentaba descifrar el significado de lo escrito en la tarjeta, lo invadió una claridad mental que lo llenó de energía

    Muchacho, tráeme la cuenta, por favor

El mesero se sorprendió del repentino cambio en la actitud de aquel hombre

    El señor que se fue dejó todo cancelado, señor

Alfredo, le sonrió con simpatía

    ¡Claro que sí! – exclamó poniéndose de pie. Sacó un billete de su cartera y lo puso debajo del vaso de agua - Odazus, es un viajero generoso… Jajaja

Al salir a la calle notó que el aire estaba limpio y fresco. Respiró profundamente y se dejó invadir por un tipo de energía que le hizo conectarse y disfrutar de una completa armonía con su entorno.

Al llegar a la esquina, pulsó el botón para activar la luz verde del cruce. Al otro lado de la avenida, sus pasos lo llevaron hacia el pequeño parque que ahora estaba repleto de personas que cuando lo vieron encaminarse hacia ellos, levantaron sus brazos y agitaron sus manos para saludar su presencia. En sus rostros encendidos se expresaba un fervor parecido al éxtasis.



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